Por Valeria Barona
Al hablar de salud hormonal, a menudo pensamos en «salud femenina», olvidando que todos tenemos hormonas: hombres, mujeres, adolescentes, niños, niñas e incluso bebés. Por eso, es importante comenzar definiendo este término. Las hormonas son mensajeros químicos producidos por diferentes glándulas, responsables de una variedad de procesos y funciones en nuestros tejidos y órganos, como el metabolismo, el crecimiento, la reproducción, el estado de ánimo, entre otros. Podemos decir que una salud hormonal implica el equilibrio de las hormonas en nuestro cuerpo, lo cual es fundamental para el funcionamiento óptimo y armónico de nuestros órganos, tejidos y sistemas.
Relación entre la nutrición y salud hormonal
La nutrición y la calidad de nutrientes que brindamos a nuestro cuerpo están totalmente relacionados con la calidad y salud hormonal, siendo en muchos casos los responsables de su producción, síntesis y función.
Una alimentación saludable y equilibrada, que incluya todos los macronutrientes, puede mejorar la calidad hormonal, pues cada grupo de estos nutrientes desempeña un papel importante en la producción, regulación y función de las hormonas en nuestro cuerpo.
Por ejemplo, los carbohidratos tienen impacto significativo en varias hormonas del cuerpo y la regulación de procesos metabólicos asi como del apetito y almacenaje de grasa en nuestro cuerpo. La calidad y cantidad de su consumo pueden influir en la producción de algunas hormonas, como:
La insulina, que su principal función es ayudar a las células a absorber la glucosa para poder utilizarla como energía. Sin embargo, cuando hay un desequilibrio en la ingesta de hidratos de carbono (hablamos de déficit y de exceso) también puede causar un desequilibrio hormonal, produciendo una resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y hipoglicemia reactiva. Otra hormona regulada por los carbohidratos es la leptina, conocida como el autacoide que regula el apetito y el metabolismo energético. El consumo excesivo de hidratos de carbono, especialmente simples, puede causar resistencia a esta hormona, bloqueando la señal de saciedad enviada al cerebro.
El cortisol también conocido como el mensajero químico del estrés, también está relacionado con el alto consumo de glúcidos, causando desequilibrios en el ciclo del sueño y aumentando la tensión crónica.
Por otro lado, la serotonina, la hormona de la felicidad, que regula el estado de ánimo, el sueño y el apetito, puede beneficiarse de una dieta rica en polisacáridos de bajo índice glucémico. Las proteínas, por su parte, influyen en la producción y liberación de hormonas como la del crecimiento, fundamental para el desarrollo y la reparación de órganos y tejidos, y en la producción de glucagón, necesaria para mantener niveles adecuados de glucosa.
Además, las grasas, especialmente ácidos grasos monoinsaturados o poliinsaturados como el omega 3, son necesarias para el correcto funcionamiento y producción de las hormonas sexuales como: estrógenos, progesterona y testosterona, hormonas necesarias para el desarrollo sexual, la reproducción, fertilidad y salud a lo largo de cada etapa de la vida. Asi mismo, estas saludables grasas también ayudan a la regulación del cortisol. Sin embargo, el consumo de grasas poco saludables como son las grasas saturadas y trans pueden aumentar el cortisol.
No hay que olvidarnos también de los micronutrientes, como vitaminas y minerales, que también juegan un papel fundamental cuando hablamos de salud hormonal. Enumerare algunos de los más comunes y principales:
Las vitaminas del complejo B, se relacionan con la producción de neurotransmisores como dopamina y serotonina ayudando a mantener un adecuado estado de ánimo, evitando también la depresión, la ira, la agresividad, entre otras. Además de contribuir a una adecuada salud cerebral y bajar los niveles de estrés.
La vitamina d, que se le conoció un poco más a raíz de la pandemia, tiene una función muy importante para el correcto funcionamiento y producción de las hormonas tiroideas y sexuales. Además de la adecuada salud ósea y salud inmunológica. Y su deficiencia puede causar osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, enfermedades renales y trastornos cognitivos. La adecuada ingesta de magnesio es necesario para la función tiroidea, hormonas sexuales, cortisol, sueño, digestión.
El zinc es sumamente importante para la fertilidad, especialmente la fertilidad masculina pues participa en la producción de testosterona. Además de contribuir con un adecuado sistema inmunológico. El selenio, es un micronutriente necesario para la función tiroidea. Y por ultimo el yodo, es básico para la salud hormonal tiroidea, salud de crecimiento y regulación de estado anímico.
Dietas restrictivas, como el veganismo, pueden afectar la producción hormonal si no se manejan y suplementan adecuadamente. Además, otros factores como los hábitos de sueño, la actividad física, la contaminación ambiental y la exposición a toxinas también influyen en la salud hormonal.
La nutrición influye significativamente en el funcionamiento, producción y regulación hormonal. Es de suma importancia mantener una dieta equilibrada, balanceada y rica en alimentos saludables y nutritivos, junto con una adecuada higiene del sueño, actividad física regular y la reducción de la exposición a toxinas para mantener el equilibrio hormonal y prevenir trastornos relacionados con su desequilibrio.
Referencias
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