Por Valentina Rodríguez
Las especias, protagonistas silenciosas de la cocina durante siglos, han conquistado paladares y despertado aromas en innumerables platos. Entre ellas, la pimienta negra (piper nigrum) se alza como una reina, aportando un sabor característico que realza las creaciones culinarias. Pero su encanto va más allá de lo gastronómico, pues esconde un tesoro de beneficios para la salud gracias a sus compuestos activos, siendo la piperina el más importante.
La pimienta negra es una rica fuente de antioxidantes, como la piperina, que combaten los radicales libres, previniendo el envejecimiento prematuro y diversas enfermedades crónicas como la aterosclerosis, enfermedades cardiovasculares y afecciones neurológicas.
Además, estimula las enzimas digestivas del páncreas, mejorando la digestión y la absorción de nutrientes. Asimismo, aumenta la producción de ácido clorhídrico en el estómago, lo que favorece la digestión y alivia problemas como la hinchazón y el estreñimiento.